jueves, 1 de septiembre de 2011

Miedo al miedo - Conviviendo con el ataque de pánico

Miedo al miedo
Conviviendo con el ataque de pánico
Marcia Rosin

La asfixia, las palpitaciones, el sudor frío, los temblores.
Los pensamiento inimaginablemente rápidos y sin sentido.
Esa seguridad de estar enloqueciendo.
Esa imposibilidad de detenerlo.

La angustia que llenaba mi ser.
La convicción de que algo dentro mío fallaba.
El llanto.

La necesidad de huir y de esconderse.
Ese miedo incontrolable al todo y a la nada.
Ese miedo al miedo.

Allí estaba yo, creyendo que me volvía loca a cada segundo, escuchando con terrible agudeza cada sonido. Las luces que se convertían en ráfagas relampagueantes de brillo. La incomprensible experiencia en carne viva de la locura que se apoderaba de mi consciencia. Una  locura capaz de ser relatada, con el agregado de una extraña sensación de muerte llena de luz enceguecedora y escasez de aire.

Cada vez que intenté redactar los episodios de ese tiempo de mi vida me fue meramente imposible. O porque no los recuerdo con claridad, o porque prefiero mantenerlos olvidados en ese increíble mundo del inconsciente reprimido.

El ataque culminaba y un abatimiento corporal me tumbaba en la cama con un sueño poderoso que se apiadaba de mi.

Ausente.
Épocas de un sin recuerdo.
Sólo perduran en mi mente las sensaciones corporales y la gente que me sostenía en tiempos tan oscuros.

Es un estar al borde de la muerte, sabiendo con lógica y racionalidad que no hay causa real para fallecer en ese momento.
Pero acaso, ¿no estamos todos con un pie más cerca de nuestra mortalidad a cada minuto?
Vamos envejeciendo no queriendo saber que eso tan desconocido, llamado muerte, algún día llegará.

La muerte.
Esa noción que los enfermos terminales deben lograr asumir y que los no enfermos evitan pensar constantemente.

La muerte.
Ese fantasma del que escapamos a cada segundo mientras ocupamos el tiempo con obligaciones y diversiones.

Sin embargo, nadie podría asegurar que hoy no es el último día de su vida.
Nadie podría saber que hoy no es el día de su muerte.

El ataque de pánico te pone cara a cara con esa realidad, en cada nuevo episodio, a diario.
Estimula esa creencia acertada de que como seres mortales, algún día, irremediablemente, será nuestro día final.

El pánico es un nuevo amigo que algunos conocimos en nuestro paso por la vida. Un nuevo compañero de ruta que nos regaló su entero conocimiento: El saber de una idea avasallante capaz de apoderarse de todo tu ser. Una idea desacertada que intenta ser silenciada previo al ataque, se intensifica con una seguridad absoluta durante el episodio y se clarifica como un miedo atemorizante y terrorífico. Un miedo escalofriante como el que provoca una película de terror.

¿Miedo a qué? Es la pregunta en la que se detiene este insólito diagnóstico del trastorno de pánico.

El famoso miedo al miedo. Y es que quienes lo han padecido, han conocido con los ojos abiertos y la mente embotada en un sin sentido, pero aún con tremendo raciocinio, a dos grandes enemigos del hombre neurótico: La locura y la muerte.


A Mery.
A la Pety, a Vane, a Male.
Y en especial, a Mario, mi papá.



Publicado en Sitio Salud y Psicología http://saludypsicologia.com/6450/miedo-al-miedo-conviviendo-con-el-ataque-de-panico/ Dic 8 2011