lunes, 23 de mayo de 2011

Caminante

Marcia Rosin


Caminas solo, con un deseo oculto.
Y no hay nadie a quien tomar de la mano.
No hay lugar donde gritar, donde esconderse.
Solo existen calles vacías, lugares desiertos, 
sónidos sordos y palabras sin eco.
Miras a un lado y al otro  
y las veredas son laberintos a la nada, al mismo infierno.
Y no crees en tu consciencia,  
ni en un paraíso hermoso donde morir,
Eilat Israel
ni en un ser que te salve.
Solo existe un pequeño sonido, 
más mudo que el resto que ya no escuchas
Un latido de corazón, 
que es más potente que tus fuerzas.
Tu miedo a no poder seguir viviendo.
Te enderezas.
Te aferras a la vida e intentas gritar, 
despertar a un mundo que no te oirá.
Sigues caminando, 
tropezándote con el aire.
Hasta detenerte en otro lugar idéntico.
Algo te suspende en el tiempo,
Algo que ni siquiera tiene sentido…

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